viernes, 6 de enero de 2012

La historia más triste del mundo

Ella entró en la floristería con prisas y pidió un ramo sencillo de rosas. 
Él, sin apenas mirarla y sin mucho interés, no tardó demasiado en hacer lo que consideraba el pedido más típico. 
Ella no le preguntó que flor se ajustaría al estado de su amiga y él no pudo hablarle de las azucenas, sus preferidas. 
Nunca se dieron los teléfonos, ni quedaron para ir al cine. 
Él nunca descubrió que le encantaba la literatura inglesa y ella jamás conoció su afición por los comics. 
No fueron a cenar a ese restaurante ruso con tanto encanto que hacía esquina en Tribunal, ni se rieron a carcajadas cuando el vino les sonrojó. Nunca bebieron vino. 
Ella no le llevó a exposiciones de arte y él no le habló de su afición por la fotografía. 
No pasearon por ningún parque, y ella no le habló de él a sus amigas. Nunca vivieron el primer beso, ni el segundo, ni el cuarto. 
No celebraron el primer mes, ni el sexto, ni el año. 
Jamás se hicieron el amor una y otra vez hasta quedar exhaustos. 
No visitaron Roma, no conocieron París. 
Ella nunca supo que él era alérgico a los cacahuetes y ella jamás le contó el miedo que pasó cuando de pequeña la operaron de apendicitis.
No hubo discusiones, ni reconciliaciones; tampoco llamadas que se eternizaban porque ninguno era capaz de colgar. 
No sufrieron por el otro, no lloraron ni sintieron como el amor se les salía del pecho. 
Nunca hubo para siempres. 
Nunca dijeron "te quiero".

Ella salió de la tienda con su ramo.
Él siguió con el inventario.

Juntos y sin saberlo escribieron la historia mas triste del mundo.

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