miércoles, 16 de junio de 2010

Vértigo

Como si fuera una funambulista en mi gran estreno, a veces me siento a cientos de metros del suelo y tengo tanto miedo a caer que mi cuerpo se tensa como la propia cuerda que piso, obligándome a hacer equilibrios. 
Allí arriba, tan arriba, la seguridad pende de un hilo y tan solo responde a las acciones de uno mismo.
No nos engañemos, la vida es como un circo; rodeados de los ánimos y el calor humano que desprende un público que a la hora de la verdad, nada hará si das un paso en falso y caes al vacío. Pocos abrazos son capaces de arropar el corazón de ese equilibrista, que aún a riesgo de caer y temeroso de fracasar... fracasa. 
Nada tiene de extrañar, pues el mundo que a mi me separa de todos no se para por nadie; la función siempre debe continuar.

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