martes, 13 de mayo de 2014

Carta al trocito de mi que se marchó con ella

Perdona que haya tardado tanto en escribirte. Siempre que lo intentaba, se me caia la tristeza de los dedos, el nudo me hacía un estómago de pena y las palabras huían despavoridas a las sopas de letras. 
Te habrías reído de mi viéndome balbucear como una idiota. Con lo que tú y yo hemos sido ¿eh? Anda que no hemos lidiado batallas peleando quien era capaz de decir la última palabra. Esta vez he preferido esperar, respirar la prudencia, tomar aliento y beber mucho té. 
Por aqui todo va bien. Vuelven las fiestas de San Isidro, hace calor y los políticos nos siguen tomando el pelo. Vas a flipar, el Atleti lo está petando este año. De resto, el mundo sigue girando. Casi nadie nota que te has ido, que ya no estás. Yo si, claro, porque eres el pedazo de mi que se marchó con ella, ese que ya no volverá y el mismo que me condena a ser otra distinta. Como te digo, pocos se han percatado del cambio. Todos parecen haber aceptado que el mundo no se para por nada, no se detiene por nadie y tampoco lo ha hecho por vuestra marcha. 
No me pongas esa cara. Hoy no voy a preguntarte por ella. 
Quiero que sepas que intento no hacer un drama de tu marcha, que yo sigo sonriendo, que me alimento bien, hago deporte y tengo la mente ocupada con el inglés y los libros. Aún asi, los más cercanos intuyen un cambio y los nuevos...bueno, ellos nunca sabrán de ti. No conocerán la que fui antes de que te marcharas. Y sabrán de mis sonrisas pero no que están incompletas y sentirán mis abrazos enormes pero no que están a medias. Los nuevos sabrán que les querré, si, pero desconocerán que lo hago bajito y con el corazón más pequeño. 
Debes saber que desde que no estás me cuesta el doble mantener el torniquete que me hago en el corazón para no desangrarme de culpa y tristeza. Ya casi lo voy consiguiendo. 
No te pregunto qué tal te va porque se que con ella estarás de lujo. Espero que sepas valorar su compañía y tengas muy presente que si estás ahí es porque  ella ha decidido llevarte en su piel, que eres ese pedazo de mi que me falta y que espero que a ella le llene. Eso tiene que hacerte sentir muy afortunada, porque a mi me hace sentir muy orgullosa.
No le digas que te he escrito, que tu eres muy bocas, no vaya a ser que algo rompa la calma de este pacto de silencio que guardamos para cuidarnos. 
A veces solo necesito liberar algo de carga. 
Quizás te escriba más a menudo.