Hace tiempo que pienso en los silencios y he llegado a la conclusión de que hay tantos como palabras.
Los hay fríos e incómodos, pero también tiernos y cálidos.
Silencios pacíficos que invitan a quedarse y otros que echan a patadas.
Silencios que murmuran, silencios que esconden.
Los hay que ríen y tranquilizan, y otros que callan y lastiman.
Hay también silencios de vida, silencios con miradas que lo dicen todo sin decir nada.
Silencios cómplices.
Silencios que pesan, silencios obligados, reprimidos y forzados.
Silencios mal guardados.
Hay silencios que lloran, impotentes y silencios dementes.
Silencios que otorgan, silencios que defraudan.
Silencios que condenan en silencio.
Silencios, silencios, silencios.
El silencio, la mejor de las palabras y la peor de las mentiras.